22 de diciembre de 2019

Miel

Hacía años que no sabía nada de Marrón. Después de varias tragedias amorosas mi viejo amor de otoño quedó en el olvido; no por que así lo deseara, sucedió que algunos meses después de haber salido juntos le rompí el corazón...
Definitivamente no quiso volver a verme, así que se comprometió con una chica rusa, llamada Nadenka.
Lo último que supe de el, era que Nadenka había sido su novia durante los últimos 3 años. No estaba familiarizada completamente (por obvias razones) con su vida actual; si bien siempre tuve en la mente preguntas como ¿qué habrá hecho de su vida?, ¿se acordará de mi? o ¿qué pasaría si volviera a encontrarme?, no tenía ni la más remota idea de lo que había sucedido con él.

Pero, esa noche en medio del silencio estremecedor de la abismal oscuridad que dejaban entrever las cortinas del delicado velo blanco desperté sobresaltada. Escuché su voz llamar por lo bajo, a penas audible. No era real; sin más lo que fue por segundos algo tan verosímil se volvió una emoción similar a la que se obtiene luego de un sueño bastante nítido: con una sensación de vacío e intriga.

Las próximas tres noches estuvieron llenas de su aroma y el roce de su piel que jamás probé, la humedad de sus labios que en su momento se hundían en los míos. Imaginé dentro de esos sueños sus ágiles manos rodeando mi cintura bajando a mis caderas. ¿No era algo enfermo pensar en su cuerpo aún sin haber estado con él antes?, no importaba, de cualquier forma no esperaba verlo de nuevo.
Lo único que se me ocurrió para contrarrestar esos sentimientos (si así podía llamarles) fue escribir lo siguiente:


Querido Marrón

Aunque conozco tu nombre, he evitado mencionarlo por miedo a que mi corazón te reconozca como su irrevocable complemento. Es decir, mi nombre significa protección y el tuyo una especie de fortaleza. ¿cómo podría protegerme de tus ojos que me atraviesan como lanzas, desangrando mi razón?
He querido tan solo olvidar tu aroma, evitar tus ojos que veo en sueños, te odio por eso.
Te veo a diario con tu deliberada sonrisa y pienso en correr a ti. ¿te gustaría que lo hiciera?


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Al terminar de escribir, regresé a la cama. Al parecer escribir siempre funcionaba, los siguientes días fueron tranquilos. Casi olvidé por completo lo que había pasado semanas atrás.
Aquella tarde de agosto, salí a caminar sola como de costumbre, como cada viernes.
Disfruté ver la brisa juguetear con el cabello de otros, saboreé en mi mente una bola de helado de vainilla pues en aquella ocasión me encontraba resfriada.
Continué por la acera observando el verdor de aquel parque ubicado en una de las zonas más transitadas de la cuidad. En él permanecían jardines nacientes de flores moradas, amarillas y rojas. Además en el centro se encontraba un reloj de piedra en donde me gustaba sentarme a fumar uno o dos cigarrillos de vez en vez.
Al entrar en calor con el entrono y movida por la paz y el placer del momento cerré los ojos echando hacia atrás la cabeza y entonces lo escuché. Me paralicé.

-¿Anna?

Aquella voz era inconfundible, y me tomó por sorpresa, tanto que el cigarillo resbaló de mis dedos, callendo en un zapato. Él rió complacido.




11 de junio de 2018

De aquí a Orión ida y vuelta - Mi vicio (Parte 2)


Elegí por convicción propia la misma carrera, me apasionaba el arte, la fotografía, la pintura y las personas raras; no me desagradaba la idea de dedicar mi vida a algo que fuera diferente a las ciencias exactas que constantemente estudiaba en el bachiller.

El horario que se me asignó comenzaba a primera hora de la siguiente semana. Iniciaría la primera clase a las siente en punto de la mañana, tendría que levantarme muy de mañana para poder preparar todo.
Recuerdo que aquella primera semana difícil no vi en absoluto a mi mejor amigo. Fue hasta la segunda, en la cual le vi entrar con un bote lleno de pinceles y un gran lienzo al cuarto de serigrafía, <<Fui tras el>>.
Cabe mencionar que aún en esos momentos, me negaba a aceptar que Dennis me interesaba de alguna manera distinta a la amistad, pues si comenzaba a pensar en decírselo, me acobardaba igual que un animal que corre a una madriguera.
Me deslumbro su talento una vez más, pues pintaba un enorme lienzo que parecía algún tipo de escenografía que ocuparían para quizás un musical. Por la pequeña abertura de la puerta, lo vi trazar con varios pinceles, los contornos de algunos montículos y un horizonte que terminaba en un lejano espacio ilusorio. Decidí entrar a saludarlo.
-Denn <<Dije mientras abría la puerta>>
Nurmi!, ¿Por qué tan guapa?
<<Me sonrojé un poco>>
-¿Guapa dijiste? ¡Vine de lo más pandrosa!
-Tu ya eres bonita pequeña…
<<Ese fue el primer intento de coqueteo que vi en él, desde el tiempo que llevaba de conocerlo. Espera, dije… ¿coqueteo? ¿Era real? ¡Al parecer si!>>
Tal vez lo interpreté mal, pero aquello hizo que mi ser generara alguna sustancia que me hizo sentir de lo más alegre. A Dennis, le parecía linda.
Él me decía Nurmi de cariño, lo cual hacía referencia a un viejo apodo que yo misma me asigné y me encargué de implantar en la mente de mis conocidos, en el bachiller. Era el apellido de una famosa cantante y tecladista alemana, perteneciente a un grupo de metal sinfónico llamado Lacrimosa. A mi me encantaba ese género, aunque parecía ser la única en toda la población estudiantil que no gustaba de productos mediáticos como el reggaetón.
Como era de esperarse, y era algo más en común con Denn, a el también le encantaba Lacrimosa y sabía de mi agrado por ese proyecto, así de que cariño me llamaba por el apellido de Anne Nurmi, solo Nurmi,yo era: Anna-Nurmi. Me gustó y pronto todos me llamaban así, hasta que ingresé en aquel tiempo a la universidad.
Cuando había entrado a saludar, no me había percatado de la presencia de una tercera persona, una chica de piel muy blanca y cabello castaño claro, de estatura media <<Unos 156 cm aproximadamente).
- ¡Es cierto! Nur, te presento a Brenda.
- Bren, ella es Nur… Anna.
Me di cuenta de que había sido un tanto maleducada al ignorarla, así que me acerqué y esbocé un saludo cortés. La chica se sintió un tanto incómoda, así que se disculpó y salió del aula.
-No te había contado <<Dijo el con una gran sonrisa>> Ella es la chica que me gusta, estoy intentando acercarme a ella. <<Sentí una punzada en el estómago. Creo que aquello quebrantó mis expectativas si es que en algún momento tuve alguna intención de aceptar que el me gustaba.>>
Estábamos experimentando ambos, algún tipo de disonancia cognitiva ya que, con frecuencia, Dennis me abrazaba. Me acompañaba a casa, me obsequiaba retratos hechos por él, me hacía sentir especial. Había incluido entre mis contactos frecuentes, su número. De modo que todas las tardes pasábamos varias horas conversando por celular.


Las vacaciones del primer periodo semestral no se hacían esperar. Para aquel entonces Dennis y yo nos encontrábamos cerca más tiempo de lo normal.
Fue un 4 de Enero de 2012, en que asistimos juntos a una exposición fotográfica, en el museo estatal. Al terminar de observar el trabajo del artista, fuimos a tomar un café aun lugar retro llamado Young-Young.
Young-Young, era mi café favorito y el lo sabía.
La conversación básicamente se centró en la exposición que acabábamos de ver. Hasta que todo dio un giro enorme…
-He querido platicar contigo desde hace tiempo Anna, pero no encuentro el momento adecuado, y ciertamente tengo temor a tu reacción.
-¿Todo está bien Denn?
-No… bueno si, y no. Sucede que no me siento cómodo con esto…
<<No entendí a que se refería, pero mi mente fabricó varias ideas, lo primero que arrojó mi traicionero río de cogniciones fue el salir juntos mientras el pretendía a Brenda, quizá ella podría rechazar su solicitud si lo veía conmigo. Era lo más lógico, me estaba preparando para responderle algo que tuviera que ver con guardar una considerable distancia, o hacerme amiga de ella, para poder tener su confianza, aunque pensándolo mejor, hacía varios meses que no hablaba de ella, aún cuando le preguntaba, el cambiaba rápidamente el tema.>>
-Me gustas mucho Nur, necesitaba decírtelo, tenía mucho temor a tu reacción, pero considero que mereces saberlo. Sé que eres mi mejor amiga, y no se si alguna vez ha sentido lo mismo, sin embargo, de no ser así, me gustaría que nada cambiara, pues no quiero perderte como amiga, como algo de las pocas cosas que en mi vida valen la pena de verdad…
<<Obviamente quedé petrificada, sentía mucha adrenalina, nervios y confusión ¿Qué sucedió con Brenda? Sentí que transcurrieron aproximadamente 5 minutos, en lo que pensaba que responderle, era mi sueño hecho realidad, después de tantas dudas, Dennis sentía lo mismo que yo.
Sentí un calor en las mejillas, comencé a carraspear.
-Denn, también me gustas. <<Dije mirándolo a los ojos, y con cara de tonta>> Nunca imaginé que sintieras lo mismo que yo. La realidad es que siempre tuve miedo de decirlo, de que la amistad se dañara. Cuando conocí a Brenda…
-Brenda es pasado <<Interrumpió>>, lo supe en el momento en que las presenté, sentí algo extraño, fue como hacer un contraste entre alguien que me atraía físicamente, y alguien que me atrae física, intelectual y emocionalmente; por que eso eres Nur, eres atracción física e intelectual, perfecta; y nunca lo acepté por cobardía a afrontar el decírtelo frente a frente. Me gustaría intentar algo serio, duradero, e imperfecto, pero sano.
- También a mi. <<No fui capáz de articular más palabras, por el contrario solo recibí en los labios un beso con aroma a manzana-canela por el té que bebía. Desde ese entonces, se volvió mi esencia favorita.
Al salir de aquel lugar, se hicieron presentes las luces de la ciudad, en un contexto casi mágico. Eran similares a una constelación. El cielo también se encontraba estrellado.
-¿Sabes? Mi constelación favorita es Orión
-Por qué?
-Por que las cosas más extrañas han sucedido en torno a ella… las pirámides de todo el mundo han sido alineadas a orión. ¿No te parece interesante?
-Bastante…
-Además tiene una forma minimalista, aunque se encuentra a 1,344 millones de años luz de la tierra.
-¡Wow!
- Y de ida y vuelta a orión es justo la medida de mi amor por ti Nur…



29 de mayo de 2018

De aquí a Orión ida y vuelta - Mi vicio (Parte 1)



“Quiéreme al cielo de ida y vuelta y mucho más, que no nos baste el tiempo y que nos haga falta vida para amar…” Quiéreme – Stefano Vieni

Más valía correr por mi vida, más valía salir de ese lugar antes de que el caos terminara de derrumbar el único rasgo de nuestra esencia, de nuestro corazón, de nuestro espíritu.

Recuerdo perfectamente el final de la preparatoria y toda mi carrera universitaria; la recuerdo por que fue por Dennis que decidí permanecer en ese lugar, un lugar al que quizás no pertenecía del todo, pero que me hacía sentir bien, y en paz, mientras estaba el.
Tenía 17 años, asistía a uno de los Bachilleratos con más demanda del estado, una escuela prodigio, que se caracterizaba por el aspecto diligente de la mayoría de los estudiantes, los demás éramos tan solo aprendices con notas promedio, demasiado comunes.
Conocía a la mayoría de los compañeros de la generación; ciertamente me agradaba socializar, reír, y el taller de artes.
Fue en ese lugar que me hice amiga de un grupo de chicos más grandes, cuyo objetivo temporal era formar un grupo musical adolescente, -típico de algunos preparatorianos con algún tipo de instrucción musical- asistíamos a algunos eventos de la escuela y entonábamos canciones que sonaban como una moda entre las masas jóvenes. Yo, Anna, era la afortunada vocalista; practicábamos en mi casa, hasta que el tecladista concluyó sus estudios en el bachiller y entonces sucedió…
Ángel, era el líder de la banda, y tocaba guitarra eléctrica, Daniel, guitarra acústica, Abiram batería y Paola en coros. Nuestro Tecladista, Víctor se mudaría a otra ciudad para ingresar en la universidad. La ingeniería que eligió hizo imposible que continuara con nosotros y por supuesto, nuestra ingenua y efímera meta, era darnos a conocer, divertirnos, disfrutar de la música.
Al saber esto, Ángel reparó de inmediato en buscar un reemplazo, nos habló de un tal Dennis, y comentó que era un músico excelente, estudiado y responsable, con un carisma abrumador.
La referencia que nos dio, creó en mi una expectativa muy alta, si el lo decía, debía ser cierto y más que eso. Sentí algo extraño, fue como si el chico nuevo, no pudiera ser tan perfecto como lo describían, como si tan solo con hablar de él, hubiera generado en mi alguna clase de simpatía, sin conocerle. <<Quizá fue ese el problema>> Así que me di a la tarea de buscar su nombre en redes sociales, hasta que di con algunas fotos.
Dennis Cuevas, no era el típico galán de telenovela, fornido e increíblemente guapo, sin embargo, tenía un rostro cuyas cejas pobladas enmarcaban unos ojos marrón bastante atractivos y enigmáticos.
Su tez, morena clara, me recordó al color de la leche con un poco de café que tomaba por las mañanas y sus labios, gruesos con un lunar en la comisura izquierda me hicieron pensar, <<por geometrización facial>> en una persona apasionada, mientras que su estilo algo bohemio me agradó al instante.
La primera foto que observé a detenimiento, fue en conjunto con una guitarra en una especie de habitación que mostraba algunas corcheas en la pared; un fondo monocromático pero bastante artístico. Luego de ver algunas otras fotos descubrí que era nada menos que su habitación. Me sentí una loca, ¿Por qué me inquietó tanto? Nunca lo supe. Más tarde dejé de stalkearlo y volví a mis actividades normales.
Fue un 20 de Agosto de 2011, como cada sábado el ensayo comenzaba en punto de las cinco de la tarde y aquel día conoceríamos por fin al nuevo integrante de nuestra “VikBand” <<Nombre oficial de la banda>>.
Al sonar el timbre de la casa, bajé las escaleras a toda prisa para abrir la puerta. Ángel, cargaba un montón de cosas, entre micrófonos, un estuche de platillos para la batería y muchos cables, me resolví a ayudarlo.
-No te molestes pequeña, déjanos a los hombres el trabajo… <<Dijo alguien cuya voz no reconocí, mientras cerraba la puerta del copiloto en el auto de Ángel, con una enorme sonrisa y unas gafas oscuras. Volví el rostro y así lo miré, se trataba de aquel chico, de Dennis>>.
-¿Seguro?, ¿Puedo ayudarles en algo más?
-Descuida <<Dijo mientras cargaba la funda de un teclado en una mano, y en otra ayudaba a Ángel con el estuche de los platillos, se quitó las gafas>> -Mucho gusto, me llamo Dennis, y este es mi primer ensayo, me alegra mucho poder formar parte de la banda, pienso que podremos ser un gran equipo.
<<No estoy segura, de mi expresión en ese momento, pero sé que casi ningún chico de nuestra edad se expresaba así, su forma tan segura de presentarse, y sus kinés me hicieron de inmediato sentirme intimidada>>
-Anna, mucho gusto, adelante por favor <<Dije mientras esbozaba una sonrisa sincera, y abría la puerta más de lo necesario. Su aura era bastante agradable, parecía una persona muy amable además.>>
- Parece que ya se presentaron, bueno Anna, pues el es Denn, hagámoslo sentir en familia. Hermano, <<Dirigiéndose a él>> cualquier cosa que necesites puedes preguntarnos, los chavos no tardan en llegar, el ensayo es en el garaje, ¿Por qué no lo llevas Anna? Mientras, bajaré del auto mi guitarra.
-¡Claro!, vamos Dennis. <<La habitación en la que ensayábamos, no era muy grande, tampoco demasiado pequeña, sin embargo, era perfecta para el objetivo>>.
Al entrar, Denn colocó su guitarra en el sofá y salió a toda prisa, a los pocos minutos regresaron ambos con más artefactos. De inmediato conectaron sus instrumentos y comenzaron a probar el sonido.
Los minutos transcurrían y los demás no llegaban, pasó media hora y se escucho el celular de Ángel, salió a atender su llamada.
En ese momento, Dennis dejó de tocar el teclado, para tomar la guitarra de Ángel, comenzó a improvisar de una manera tan agradable al oído, que no pude evitar desviar mi atención del celular a su persona.
-Tocas increíble Denn, ¡En verdad suena muy bien!
-Gracias pequeña, a decir verdad llevo unos meses tocando, y esta hermosura <<Dijo mientras acariciaba la guitarra>> captó mi atención.
-¿Y también tienes guitarra?
-Si, aunque me agrada más el piano, me parece más romántico…









Me sentía nerviosa, después de algunos meses, había quedado con Dennis para ir a tomar algunas fotos por la ciudad. Existía una química que nunca antes sentí con nadie, resultaba ser que teníamos demasiado en común.
Siempre me incliné por el arte, la fotografía, la literatura, la música, el canto, el bosque, el metal, el jazz… pero conocer a alguien que pareciera un reflejo de tus gustos, no sucedía todos los días. Era algo bizarro, pero me agradaba.
Jamás le había dado a Dennis alguna señal que connotara una intención adicional a una amistad sincera, sin embargo, las personas siempre solían sentirse excluidas cuando conversábamos. Siempre era algo profundo, siempre me sentí sin máscaras, siempre fui yo misma. Uno que otro amigo, nos dijo algunas veces que seríamos buena pareja, a lo que ambos respondíamos con un: ¡JAMÁS, ES MI MEJOR AMIGO/A! <<Aunque eso era una farsa>>
Aquel día, hice una foto de el en un mirador, desde el cual se apreciaba toda la ciudad; vi a lo lejos los autos diminutos, y el viento tan característico, de aquel lugar me obsequió un paisaje formidable, ¡Que fortuna que aquella imagen haya sido capturada por mi cámara!
El también hizo un retrato de mí, en los viejos arcos, de una avenida histórica, sentíamos admiración mutua, pues consideramos que teníamos mucho que aprender de uno del otro, y era genuino…
Durante un tiempo, fuimos juntos a museos, y lo acompañé a pintar algunos murales, amaba su talento en la pintura, algo que no se me daba, pero como admiraba.
El tiempo pasaba, hasta que nos alejamos un poco, debido a que la banda se deshizo. Para ser exactos seis meses después de aquella última salida, nos encontramos en una calle rumbo a casa, <<cabe mencionar que vivíamos en colonias vecinas>>me sentí como al principio me dio mucho gusto verle, y acordamos volver a frecuentarnos. Aunque había algo diferente en el… tenía un aspecto desmejorado, y algo desaliñado.
-¿Te encuentras bien Denn? <<Pregunté con genuina preocupación>>
-Si, pequeña descuida, solo me siento un poco desvelado.
-Si, te entiendo, en mi caso, son mis exámenes finales; después de esto al fin diré adiós a la horrible etapa del bachiller.
-¿Y a donde irás la universidad?
-¿Te soy honesta? No sé que hacer con mi vida Denn, tengo miedo de tomar otra mala decisión e inclinarme por algo que no me gusta, todo es tan confuso… <<Los días anteriores había estado algo distraída, y melancólica; me causaba cierta nostalgia el hecho de crecer pero también deseaba finalmente estudiar algo que me apasionara. 
Dennis era dos años mayor que yo, y me encantaba verlo hacer lo que amaba, el nació para el arte y se estaba formando como diseñador en un instituto de paga, al cual asistían personas de clase alta alta y media alta. Me recomendó aquel lugar al que por cierto asistí a pedir informes una semana después. Me sorprendió mucho el ambiente, me encontré con personas extrañas que parecían amar lo que hacían; caminando por la acera de ese enorme lugar lleno de árboles enormes a su alrededor que daban un aspecto de verdor a aquella institución educativa. Aún no lo sabía, pero pasaría ahí cuatro años de mi vida, sin poder concentrarme en otra cosa que no fuera Él... 



















4 de abril de 2016

El primer día del resto de mi vida

Desperté al rededor de las cinco y media de la mañana con un sobre salto y un escalofrío; pues la manta que me cubría yacía en en suelo y la madrugada era fría a pesar de que era primavera.
Quizá, después de todo, era yo quien lo percibía así. 
Apenas la noche anterior te envié aquella carta que quizá nunca leas; después de todo esa era mi última despedida para ti.
Aunque no podía creerlo, estar lejos de ti (a pesar de ser la mejor decisión que habíamos tomado en mucho tiempo) me resultaba asfixiante por que aún cuando por momentos me hacías enojar,  me había acostumbrado a ti: a tus vasos de agua matutinos, a tus malas comidas, tus horas de sueño al aroma de tu perfume, a tus mensajes de buenas noches y hasta a tus desplantes. 
Por mucho tiempo me sentí culpable como si el peso de aquel lazo roto cayera sobre mí.

Esta vez fue distinto, no llamaste para retractarte, no enviaste más mensajes; dijiste que mejor era continuar con nuestras vidas y honestamente me era difícil acostumbrarme a un mundo en el que no existía  Dennis.
Me ahogaba en lágrimas por las noches y mi ansiedad me hacía pensar en llamarte e ir corriendo hacia ti.
Comprendí que aquel era un tiempo en que ambos debíamos crecer. Yo te amaba, y te amaría hasta que pudiera cerrar del todo aquel capítulo de mi vida, aquel oscuro ciclo. 
Cada noche pedía por ti, amado Dennis, para que fueras iluminado, y así lo haría hasta que estuviera segura que de ambos habíamos sanado. Hasta que no me dolieras más.

Debía arreglarmelas para deshacerme (por las buenas) de todas las cosas que aún conservaba de ti...
Conservaba tu única chaqueta para los tiempos de frío; aquella que no quise devolverte por pensar que la compartiríamos (...) (ya sé que suena estúpido).
Ahora me generaba ansiedad tenerla cerca de mi; y en mi cabeza me sentía igual que una histérica al repeler todo. 
-Era solo que aquellos objetos, me hacían sentir que volverías y ciertamente, ese era el final. Nunca volverías a visitarme por las noches, ni a sorprenderme en pijama por las tardes de domingo. 
Estaba en proceso de aceptarlo, pero simplemente aquello, nunca me hizo más sencillo el trabajo.-

Pensé en devolverla, pero en otro momento, el cual que no fuera tan reciente a la discusión que nos haría  olvidarnos para siempre. 
Sabía que aún te tendría que ver. Afortunada o desafortunadamente, ambos teníamos proyectos similares que, tarde o temprano terminarían por encontrarnos en algún lugar. 
Así que guardaría tus cosas, y las devolvería cuando te viera una vez más...
Quizá estaba mal, quizá era lo mejor, ¿Y si mejor las donaba? 
nunca lo sabría. Me estaba apresurando, me era necesario sacarte de mi vida, pero debía hacerlo en orden. 
Lo peor ya había sucedido, y era tomar la decisión, que tu lo aceptaras y lo decidieras también; de esta manera sería un acuerdo mutuo y ambos tendríamos nuestro tiempo para sanar.
Me preguntaba como llenar ese vacío que sentía, me lo preguntaba una y otra y otra vez...

Lo peor no era eso, mi nuevo empleo me absorbía por completo al grado de no tener tiempo de ver a mis amigos, quienes sabían de mi profundo 


31 de marzo de 2015

I'm OK

He dudado mucho en si escribir esto o no…
He dudado mucho acerca de si debo eliminar lo que me recuerda a ti, cada noche se ha vuelto un infierno.
Imagino que tú duermes tranquilo, en tu tan apacible aposento.
Ayer deseaba hacerte llegar en un murmullo cada una de las razones por las cuales no he querido dejarte, cada uno de los pequeños hilos que me ataban a ti, y repararlos, atarlos adornándolos con moños y trenzas, para que lucieran como al principio.
Pero me di cuenta de algo, algunos  estaban desgastados, tan delgados que su nítido color rojo, se había tornado blanquizco y ya no podían resistir una enmendadura por elaborada que fuese.
Recurrí a aquel lugar donde los árboles proveen de una sombra que una vez nos miró complacida por la atracción de nuestros cuerpos, corazones y sentimientos. Aquella sombra que apaciguaba nuestra estancia aquel día de enero cuando todo nos salía tan bien…
Y aquellas risas de las cuales los árboles habían sido testigo, emitidas al unísono, transmitiendo una armonía que anuncia que un sentimiento crece y cree en la factibilidad del evento que se nos presentaba, solo se tornaron en eco, de algo que no trascendió.
Luego recorrí aquel corredor que se encontraba lleno de luces rojas verdes y amarillas, que alumbraron nuestro destino esa noche.
No existían más los destellos. Me encontré con los restos de árboles que callaban secretos desde hacía años atrás. Había olvidado una parte de mí en ese lugar, y no pude hallarla más.
Supe que debía construir un nuevo prototipo de mí, esta vez más fuerte, esta vez más inteligente y más noble, más frío, más sencillo de utilizar. No debía extraviar más piezas, pues casi había perdido la parte más esencial de mi armamento: Mi cordura.
Con el paso del tiempo, había intentado cambiar piezas por otras que no encajaban y así mismo, dañaban las entradas que habían sido moldeadas para un paquete exacto, de algún tipo de psicodelia, compatible con la mía claro.
Aquel día miré la luz del sol acariciando mi rostro en forma de consuelo. Irónicamente, yo odiaba el calor, de modo que resultaban dolorosos los rayos que además poseían un sabor rancio y polvoriento.
Necesitaba algo de agua y hielo, con eso la hinchazón de la herida sería neutralizada.
Era una lástima que hasta ese entonces las únicas rocas de hielo que conocía  y tenían efecto sobre mí eran las que tu tenías en tus manos.
Inquirí para mí misma: ¿Cómo una decisión podía causarme tanto sufrimiento?, ¿Cómo era posible que deseara que una daga en mis entrañas siguiera clavada en mi cuerpo, aún cuando me desangraba?, ¿Cómo podía ser una buena decisión algo que me hacía querer estallar en llamas, que quemaba mi garganta con una sed dolorosa?

Recordé las últimas palabras que dijimos al estar frente a frente.  Para esas alturas, los hilos que nos sostenían flaqueaban, y amenazaban con romperse si se esbozaba una palabra en falso.
Quisiera haberte podido decir que nunca había intentado ser más feliz contigo que aquella racha después de que acudiste a buscarme de madrugada con los ojos llorosos y temblando de frío. Nuevamente tus manos acariciaron mis mejillas siendo el antídoto para las llamas que ardían en mi rostro, caían en forma de lágrimas saladas y dolían; una a una.
A partir de ese momento, decidí no volver a mirar  a nadie más, y lo hice. Cada noche ansiaba llegar a casa y estar contigo, aunque fuera detrás de un monitor,  pues  fuera del muro que representaba el mundo de ambos, tanto tu como yo teníamos ocupaciones.
Desearía haberte dicho cada noche cuanto extrañaba aquel tiempo en el que reíamos sin parar, como el día en que jugamos en el parque hasta ensuciar nuestra vestimenta de recuerdos que flotaban en el aire, seguido de una convivencia extraña que nos hacía perdernos en el tiempo y olvidar que más personas se encontraban alrededor de nosotros. Como cuando conversábamos y terceras personas se sintieron excluidas de nuestro entorno, que se asemejaba a una burbuja en donde solo flotábamos tu y yo.
Recordé también aquel callejón en el que nos veíamos al  caer la tarde, sin falta. Y aunque solíamos platicar un tiempo muy corto, ambos nos sentíamos llenos por estar juntos.
Tal vez extrañaba más, que al recostarnos sobre la maleza de algún lugar  el sol que a ti y a mí  nos desagradaba, solía meter sus narices en medio de nosotros, irritando nuestros ojos; Dada esta situación, solo pensaba en cubir tus ojos, en protejerte. Tu hacías lo mismo, de modo que ambos permanecíamos cubiertos de sus rayos…
Desearía haber guardado ese aroma en una cápsula de tiempo, y tal vez podrías recordar lo que sentías por mí en aquellos días cuando fuimos uno mismo.
Todo tiene un tiempo de vida; asimismo nuestro amor se apagaba con el paso de los días, a causa de corrientes de viento, que debilitaron los cimientos construidos en las cenizas de una amistad que terminó al comenzar a amarnos.
El contacto sexual, nos llevó a pertenecernos de alguna forma, quizá por eso al disgustarnos, nuestro corazón se hacía añicos. Cometí error tras error contigo. No sabía cómo tratarte, porque tampoco sabías como tratarme a mí. Recuerdo tu ceño fruncido cuando te molestabas, y el sonido de tu voz cuando decías que me amabas. Pronto ese sonido fue cada vez más tenue.
Continué guardando en mi corazón cada una de las cosas que me lastimaban y nunca te las dije, en lugar de eso, hice sin querer cosas que te lastimarían a ti.
Aún así, al transcurrir los días, me dí cuenta de que quizá no fuimos nunca almas gemelas después de todo. Pasamos  tiempo  lejos, y  un hielo  distinto  intentó  sanar  mis  heridas. 
Marrón era  encantador, fue  un buen amigo, y  secó mis  lágrimas cuando  tu  frialdad  estuvo  ausente.  Tu  magenta  hizo  lo  mismo  contigo, y no  pude  evitar  sentir  que  se  repetía  la  historia…
Ambos  nos  escuchábamos  antes  de  unir  nuestros  corazones. Nos  divertíamos  mucho  juntos,  cantamos,  reímos  sin parar, hicimos  música con nuestros  instrumentos  favoritos.  No  pude evitar sentir que  volvía  a comenzar  la historia  con Magenta,  quizás  por eso  me  volví  loca. 
Perdóname.
Antes de  ser  atados  por  hilos  rojos,  también fuimos  los  mejores  amigos;  y  es  por  eso  que me  volví  tan insegura… 
Me  ocurrió  lo  mismo  con Marrón,  me daba  un respiro  de  aquel  dolor.  Tanto  que  intentó por mí que,  su  vida se  le  escapaba de las manos.
Sin embargo  decidí  que no quería  entregarle  a  él  mi  cordura,  puesto que  no la  tenía  en mis manos, la  tenías  tú.
Día a día se  percataba  de  que  no  podía  amarle  igual  que  a ti.  Me  preguntaba ¿Por  qué te  prefería  a ti.
Nada  me  hizo  sentir  tan mal  que  destruir  su  corazón en mil pedazos, pero  estabas  tú  sobre todo, y  no  podía  evitar  sentir una  necesidad  por  esa  droga que hacía  latir  mis órganos  vitales.  Creí  que todo sería  como  antes,  siempre  pensé  que  éramos  muy  similares, y demoré  mucho  en  darme  cuenta  de que  nunca  fue  así.
Mis  errores fueron garrafales,  pero no  comprendía  por  que justo  cuando había  cambiado todo eso, fuiste tú quien hizo pedazos mi corazón.
Cuando  comenzaste  a  extrañar más  la  compañía de  magenta  que  la mía me dí  cuenta  de  que  ya  no  éramos  más  aquellos  jóvenes que  se  divirtieron alguna vez jugando  en un parque.  Ahora ella era  tu  magenta  y  nuestra  burbuja comenzó  a  romperse…
No  sabría  contar  cuantas veces te  despediste  para  ir  a  dormir,  y  continuaste  platicando  con ella,  por  que  era  tu  nueva confidente, por  que  realmente  habían  conseguido  cultivar  una  buena  amistad  a base  de  confianza, tiempo  juntos  y  otras  afinidades.
Todo  eso, hasta  un cierto  punto,  traté  de  comprenderlo  hasta  que  me  volví  loca  cuando  supe  que  lo  ocultaste…
Eso  me hizo  creer  otras  cosas, que  la  preferías  antes que  a  mí,  cuando  yo te prefería  antes  que  todo el  mundo…
Me  sentía  fea,  no  supe quién era, hasta  que  me  ví  convertida  en  tu  sombra , quien te  seguía  por que  te  necesitaba y  a  quien tu considerabas  tu  musa  por que  era una  costumbre  de ambos.
Me  sentía pequeña  por  que  no  me  sentía  capáz  de  competir  con ella, debido  a  que  efectivamente e  había  equivocado en el pasado  y  tu  la  describiste  como la  persona más  honesta  y  buena amiga  que  nunca  tuviste.  Sabía que en algún momento yo llegué a significar eso para ti, y ya no lo era más-
Me retorcía en mi incertidumbre por que a pesar de que sabía que me lo ocultabas, yo seguía intentando enamorarte… y es algo que jamás sabré como hacer nuevamente.
Me invadía una profunda tristeza cada noche que hablamos y tardabas tanto en responder, cuando antes le respondías a ella. ¿Qué cómo lo supe?, Para esas alturas, efectivamente mis celos se  habían salido de control derivado de las mentiras y la desconfianza que había descubierto, aunque no te hubiere mencionado nada al respecto.
Me sentí ahogada al no tener con quien hablarlo, y siendo honesta, esa era la parte en la que solo marrón sabía darme un consejo.
Muchas veces lloró conmigo, a sabiendas, que yo no podía estar tranquila, y quería por todos los medios volver a ocupar ese lugar que ocupé en tu vida. Que fueras primero mie amigo, nuevamente, que me llenaras con tu amor, como aquellos días bajo los árboles…
Creo que solo empeoré las cosas, me volví loca en mi dolor, de lo que imaginaba. No quería que te fueras; Luego descubrí que no solo era magenta, tus ojos, miraban a personas externas a mi por que ciertamente te estabas cansando o eso percibí…
Mi cordura sugería que era un buen momento para darme por vencida, puesto que cuando el amor se apaga por fracturas, es imposible recuperarlo.
Me sentía demacrada frente al espejo, incapaz de enamorarte algún día nuevamente…
Tu solías maravillarte por sus fotos, y solías hacérmelo saber, nunca supe si fue sin querer, pero a fin de cuentas lo supe. No hubo nada que me lastimara más que saber que no eras mío.
Y al fin comprendí que siempre habíamos sido diferentes.
La amistad que yo extrañaba, nunca fue amistad, de lo contrario no se habría roto al iniciar nuestra relación. La amistad se alimenta día con día al igual que una planta. Organismo pluricelular que se había marchitado desde la primera vez que intercambiamos insultos y rompimos en llanto uno por el otro.
Las cosas que tuvimos en común terminaron en cuanto se volvió una rutina, llegar, e ir juntos al parque, al preguntarnos lo mismo, cada mañana, al enviarnos un mensaje de texto siete días a la semana, sin algo que  destacara. Me incluyo.
La persona a quien yo conocí (tú) cambió cuando comenzó a darse cuenta de que detrás de nuestros muros, había otros mundos y decidió explorarlos. Me pregunto ¿Qué hubiera sucedido si ante la ley hubiéramos unido nuestras vidas a escondidas cuando decidimos usar nuestros anillos que representaron nuestro compromiso?
Con el tiempo dejaste de utilizarlo por que dudabas si realmente querías compartir tu vida conmigo.
Lo que nunca pude comprender fue: ¿Por qué continuabas diciendo que me amabas?
Si tus actos mostraban lo contrario una y otra vez.
Y no quería dejarte hasta que mis ojos fueron abiertos. Fue el día en el que un buen amigo expresó: “El no va a cambiar…”.
Entonces reparé cada uno de mis cabellos desaliñados. Decidí que ya no tenía por que continuar bebiendo de mis propias lágrimas. Quizá  debía  pagar  por  lo  que  le hice  a  Marrón así que  le  ofrecí  una disculpa.
Para mi  sorpresa, sus  ojos  resplandecieron nuevamente, y  su  sonrisa  me mostró  una alegría  inmensa  de  volver  a verme. 
Pronto  un destello  de  luz  se  asomó  desde la  oscuridad  a lo  lejos  y  comencé  a  beber  rayos  de  sol  que  ahora  sabían  a té  de  canela  con manzana, en medio del  invierno.
No  intenté  buscar  un consuelo  en sus brazos.  Por  que  ese  consuelo  solo  vendría  con el  paso  del tiempo, simultáneamente  al  sanar  mi corazón. Proceso que se aceleraba con su alegría  y me di cuenta de  que no tenía que  dolerme toda  mi vida. Me enseñó a abrazar la verdad y a soltar todo lo anterior.  Cada día… de a poquito.

Volvió mi mejor amigo y nada trajo más paz que lo que fue postrero  a aquel  suceso.
Puse en orden cada pila de libros que había desordenados en mi vida.
Los ordené cronológicamente, y me deshice de las hojas secas que se yacían en la puerta de aquella entrada que daba paso a un nuevo amanecer.  Y así decidí perdonarme también, dejar en paz la vida de magenta y pedir también por ella. Para sanar  mi  corazón.
Despertaba cada vez menos en las noches, hasta que pude dormir con la luz apagada, como una niña pequeña.
Apartir de aquí, sellaré ese recuerdo.
TE PERDONO. ME PERDONO.
Dios te bendiga y te proteja en donde quiera que vayas Dennis.

Con aprecio: Anna. 

27 de octubre de 2014

Marrón

Eran las 3:30 de la tarde de un día miércoles.
Aquellos días en los que el sol resplandecía y el calor abrazaba cada rincón de la ciudad, hasta volverse insoportable. 
Ciertamente aquel era un día distinto, en el que el viento soplaba de manera sutil sobre la espesura de los árboles que callaban varios secretos, desde hacía varios ayeres. 

No sé que fue más extraño;
Que aquel día no tropezara, o escuchar tu bello nombre en Hebreo, proveniente del  mismo ángel  que  fuere valiente y noble, igual de determinante y humilde que tú. 

No sé si  fue  más extraño que  al conocerte perdiera el aliento, o tu instinto  de  protección repentino hacia mí.  No sé si  fue  coincidencia  encontrarte  cuando  NO  te buscaba o  haber caminado varias veces tan cerca de tí sin saberlo en el pasado. 

Todo comenzó con un Hola, Seguido de tu carisma abrumadora, y tus ojos color marrón oscuro.  Tu complexión diseñada para mirarme, como quien mira  un lago en el horizonte, ni tan arriba, ni tan abajo.  
O  quizá  todo comenzó al verte levantar tus manos adorando al Soberano, quien fuere  testigo de mi amor por tí. Amor que crecería con el  paso del tiempo y que callaría para poder  convertirme en tu ayuda idónea sin que  lo  supieras,  pues  había puesto los ojos en quien sufría por alguien más.

Ni así reconocía que me  agradabas. más  que agradarme,  creo  que  te quería más allá de lo que se quiere a un amigo. 

Y hacías honor a tu nombre, yo sabía que Dios era tu fuerza, más que levantar tus manos, o mover los dedos sobre una guitarra eléctrica sabía que tu misión es y sería alabarle. 

Hacías  todo tan bien, cumplías  tan bien tu  papel  de  abrigarme, de  cuidarme, de escucharme cunado  tenía el  corazón roto por aquella decepción  recurrente.  
Me  enamoré  de  tu  voz grave, hermosa, de  tu risa irónica  y  discreta,  de  tu  forma tan sutil  de decir  que  me quieres.  

No  sé  que  fué más extraño,  escuchar  tu  nombre  que  nunca conocería  si no fuera  por tí, o  el que  me obligaras  con tu  hermosa  sonrisa a ser asquerosamente  cursi de forma  involuntaria.  
No  sé  que es más  hermoso,  escucharte  hablar  u  observar  tu  forma peculiar  de  vestir, tan varonil  y  sencilla, tan casual  y  atractiva. 
No sé que fué lo que me cautivó, escucharte decir que me querías para siempre, o la manera en que dices: 
"Escúchame nena, confía en mí o te haré enojar o llorar, tal vez reír, pero algo va a pasar..." 




12 de julio de 2014

Metáfora

Estoy sentada observándote desde lejos
Adivinando el misterio que se encuentra en tus ojos
Resolviendo el problema que representas
Igual que la noche, oscuro es este camino.
No se si sea mi destino.

Nunca lo entenderías
Por que no me conoces

Conocerte más o dejarte ir
es como lanzar una moneda al aire
que en la fuerza encuentro respuesta.
Como una metáfora
Así es este juego.

Conozco la cara o la cruz
Un segundo en el que sé
 cual deseo que caiga.
Lo cierto es que hay una diferencia
entre lo que se quiere y lo que conviene.

Hay que ser sabio para tomas decisiones
y valiente para sostenerlas.

No hay que estar  calvo para ser  sabio.
Ni ser un doctor para sanar herida.
Pero hay que ser fuerte para soportar
lo que no se desea escuchar...