Mis melodías de amor,
que se esfumaron al ser rechazadas por tí.
Ya no te diré al oído mis pesares nocturnos.
Eras todo para mí.
Ahora ya no existes más, te has mezclado con la oscuridad de la noche.
No te seguiré los pasos, hasta desangrarme el corazón.
Mis piernas están sanando.
Mi corazón aún adolece.
Mis ojos aún te lloran.
Al escucharte a lo lejos
me llamas.
Y acudo con el corazón con el alma
pero mi cuerpo sigue sanando.
Desearía ser el ungüento que alivia tu dolor.
Pero soy como el agua salada del mar.
Hoy la noche se dice mía,
hasta que amanezca.
Hasta que mi dolor se extinga.
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