Me disponía esa noche a continuar con los deberes.
Jamás pensé que mi pasado tuviera que volver con más fuerza
Recordándome, gritándome en silencio quién fuí... quien quizás seguía siendo
Era la cómplice de la lujuria y el ocultismo en una manera subliminal.
Llegaba a volverme loca con todo y mis demonios internos
o quizá... solo quizá ellos me volvían loca.
Solo quizá seguían aquí y era por eso que seguía sujeta a los ramales de venenosas espinas
que, a su vez también me infectaban...
Nunca traté de alejarme realmente del mal,
más que cuando no podía lidiar con el, y más tarde formaba parte (nuevamente) de ese círculo vicioso
del que no podía liberarme.
Cuando cometía mis peores crímenes... a solo unos segundos percibía aquella sensación que sabía a culpa... olía a veneno y se escuchaba como una melodía de fondo
distorsionada y loca.
Se trataba de una desesperación que hacía que una parte de mí sintiera preocupación
y la otra alivio por no tener que seguir luchando más y claro, tomar el camino fácil. Tomar una puerta falsa.
El día que no pude controlarlo más decidí alejarme
y mi quebranto fué tal que me humillé pidiendo un perdón que no merecía.
Un perdón que nadie más que Él me habría dado.
Y todo fué sanado.
Una hermosa racha, desde luego.
Mis fantasmas y demonios internos eran enterrados o expulsados, o tal vez fueron saciados por un tiempo...
Como un depredador que espera pacientemente encontrar a su presa desprevenida para luego atacar.
Pareciera que las cadenas pesaban menos, y sin embargo por alguna extraña razón
seguían ahí.
Una parte de mí siempre se negaba a creer en lo que me estaba convirtiendo, simplemente
era inconcebible que me hubiera vuelto una buena persona.
Yo era destrucción.
Era como si habitaran dentro de mí dos personas... siempre en un total desacuerdo,
estaba aturdida de sus voces...
Ambas solían susurrarme palabras en sueños...
La primera sugería que no desistiera.
Que mi transitar por aquel camino no se trataba de una coincidencia, me decía que debía seguir, al precio que fuera, aún cuando me hicieran creer lo contrario. Aquel espíritu me aseguraba que sería muy duro, muy complejo, hablaba de la gracia, de batallas que gente incrédula jamás conocería...
...Y me cantaba al oído palabras de amor y afecto que me hacían sentir querida... Aligeraba mis cargas cuando hablaba de
Él... en su totalidad.
La otra esbozaba con una gran seguridad que lo que estaba viviendo era un espejismo...
"En ese lugar no es bien recibida la gente hipócrita como tú...
Y Tu pasado es una evidencia de ello.
Alguien que en ese lugar permanece te hará recordarlo, por tus propios descuidos en tu rostro se dibujará el aura de lo que eres, tus ojos derramarán lágrimas de sangre y llorarás como solo tú sabes hacerlo...
¿Acaso no has notado que no encajas?
Siempre has tenido problemas con
aquello o más bien a los mortales les cuesta comprenderte... por que no eres como ellos, tú eres un tanto diferente y tienes derecho a saber que los que se dicen ser los buenos son solo unos farsantes... siempre dándose golpes de pe
cho... "Por los que aman"
Siempre hablarán de amor pero son los primeros en faltar a sus enseñanzas...
¡Que manera de expresarse!
Y así era...
La profecías malignas daban sus frutos sobre mí...
Y la voz suave, a la que llamé Lucy, me hablaba de la paciencia...
por las noches me cantaba una melodía que anunciaba la lluvia... La lluvia que era decantadora
que limpiaba, renovaba y hacía florecer...
Lucy era quien se encargaba de hablarme de Él, quien me transmitía su amor inmenso y admiración y los hacía míos...
Más tarde era yo quien buscaba saciar mi nueva ser de amor...
esa necesidad de afecto que nunca había tenido o que había tenido en una forma muy poco convencional, a la manera en que fuí educada.
Siempre tropezaba de nuevo
Y la voz que me parecía más dura, a la que llamé Ángel me decía que sabía que
regresaría a ser lo que fuí en el pasado...
Y solo era cuestión de tiempo, del agotamiento de la ridiculez que Lucy llamó paciencia.
Cuando esa persona llegó a mi habitad y me mostró mis antiguas prendas, mis labios pintados de obsidiana, mi rostro en el antiguo espejo de la perdición... comprendí que los demonios solo dormitaban...
Debían salir de ahí...
Lucy temía por mí... al igual que yo...